GIANNI VATTIMO
Por Horacio Padellaro
Existe una forma de sinergismo que se da en el acontecer y es capaz de trascender la materia. Sinergismo extracorpóreo no cibernético, del alma podrá decirse, sea esto un misterio o un delirio con posibilidades.
En cualquier caso se trata de “encuentros de espiritualidad mental aplicada”, claro que la tecnología, madre de tantos adelantos que en manos humanas propician retrocesos y atrocidades, también permite prescindir de la presencia corpórea para el encuentro entre pares.
El nuestro es algo más que un “encuentro virtual”. Dicho esto espero que no parezca disparatado decir que conecté con Gianni Vattimo mediante la “espiritualidad mental aplicada”
Fue hace algunos años en unos encuentros sobre temas de filosofía y política que Horacio González coordinaba en la Biblioteca Nacional y que se editaban por la televisión. Como yo creo en la magia de lo incomprensible aseguro que él también me conoció y estoy seguro que me tiene en gran estima
Desde entonces nos seguimos frecuentando haciendo que la estima recíproca haya ido en aumento, por lo que podría decirse que al momento Vattimo es mi mentor en estas cosas del pensar, el decir y el perderse en el pensamiento débil sin necesidad de limitarlo con la palabra Desde el Vattimo dialéctico del primer tiempo, pasando por el hermeneuta, hasta el del último tiempo del “cristianismo débil”. Es sin dudas uno de los más importantes humanista de nuestro tiempo precursor del “neocristinismo hermenéticco” (así lo estimo yo), alguien entre los pocos dotado de saber y saber descifrar en el discurso sin nudos ni vueltas ostentosas.
El pensador de la verdad débil le suma a Haidegger y a Nietzsche la claridad de su estilo llano. Del gótico al románico, Nos presenta La verdad como un valor débil, relativo, alejándola del riesgo de lo absoluto. De la unidad fuerte a la multiplicidad débil, del dominio a la libertad, del autoritarismo a la democracia.
Creo que creo, también nos dice acerca de Dios para no caer en el riesgoso terreno de los valores absolutos de los dogmas que organizan las creencias .
Siendo de tradición católica, como no podría ser de otra manera siendo un italiano, rescata a Dios del yugo del dogma y los templos carcelarios.
Nos invita a creer que se cree, a nombrar a Dios de la manera más profana, con la simple palabra con que se nombra a algo, algo que es, sin saber cómo ni qué es, Flor por ejemplo, o Gauchito Gil, o Cristo, o buda, no importa, solo importa creer que se cree, para no desesperar, esperando esa nada de las promesas.
Según esta cristianidad restaurada y restaurable que inaugura Vattimo, “caridad” es la partida sin llegada que da sentido a la vida. Caridad es Amor. Si como dice Juan evangelista Dios es Amor, entonces oremos; Flor, hormiga, belleza, perro ten misericordia de nosotros. Después de todo el delirio (soñar despierto) es una bendición que alcanza a unos pocos.
Su pensamiento nos ofrece la posibilidad de un saber sin saber, un saber del querer saber basado en los múltiples significados de una verdad débil.
Menudo esfuerzo el de la bondad por la bondad
No obstante señala un camino, el diálogo. Diálogo (dos logos) por encima de la discusión que como se sabe a menudo se consume en el fervor de múltiples monólogos o desemboca en esos “vivas” y “mueran” propios del absolutismo, está el dialogo, como única forma de mitigar el peso de la ignominiosa carrera “neutralizadora” del poder global ejercida sobre el ser.
La “muerte de Dios” es para Vattimo punto de partida para la secularización del espíritu y hacerlo fecundo, sin lo cual no hay forma de, sabiendo que partimos de la nada sin ser consultados, vamos hacia la misma nada. En el intervalo es el dialogo lo que desarma la idea cerrada, la corre del absurdo. De respuestas absurdas surgen verdades absolutas que son punto de partida para guerras y otros males menores.
Esto es todo y es nada, como cada parte del todo y la nada. Solo quiero rendirle homenaje
Gianni Vattimo fallece el 19 de setiembre de 2024 y está presente en la presencia del recuerdo .